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Mostrando entradas de junio, 2021

90 minutos.

Cuando yo tenía 4 años, el abuelo vino a vivir a la ciudad con nosotras. Mamá y yo estábamos solas, y él también. La decisión que él tomó junto a mi madre fue de ayuda mutua, de mitigar la soledad y ayudarnos a subsistir viviendo los tres juntos. El día que se mudó a mi casa, yo estaba emocionada. Recuerdo haber bajado las escaleras de casa con rapidez cuando escuché el claxon de aquel coche que conducía en ese momento, el cual, más de 16 años después, conservo en casa como si fuera un tesoro. Ayudé a mi abuelo a bajar las cosas del coche, y encontré una vieja pelota, que solía ser roja, pero estaba sucia. Me adivirtió que no la tocase, que él lo haría y la limpiaría para que pudiese jugar con ella. Yo obedecí, y aunque pasamos aquella mañana colocando las cosas en su habitación, lo que yo quería era terminar pronto y jugar con aquella pelota en compañía de mi abuelo. Abuelo era muy bueno jugando al fútbol. Aquella tarde nos entretuvimos en el patio de casa. Yo  me enfadaba, porque era